EL SENTIDO DE LA VIDA

Por: Sebastián Altamar

Estudiante Practicante de Educación Artística Universidad el Atlántico

¿Te has preguntado para qué existes?

Muchas veces nos cuestionamos si lo que hacemos día a día —ya sea trabajar o estudiar— tiene realmente un propósito o algo por lo que lo hacemos. En ocasiones, nos sentimos vacíos al no saber cuál es nuestro propósito y llegamos a dudar si lo que hacemos tiene un sentido para nuestra existencia.

A lo largo de la historia, muchos filósofos han intentado responder a este interrogante. Sócrates, por ejemplo, creía que el sentido de la vida está en conocerse a uno mismo, pues reflexionar sobre nuestras acciones y buscar la verdad le da valor a nuestra existencia. Aristóteles, por su parte, sostenía que el propósito de la vida consiste en desarrollar nuestras capacidades y alcanzar la excelencia en lo que hacemos.

Podemos decir que ambas perspectivas coinciden en la importancia del crecimiento personal, ya que cuando somos niños no somos conscientes de lo que nos rodea. Al crecer, tomamos conciencia de nuestras acciones y comenzamos a diferenciar entre lo que está bien y lo que está mal, lo cual da peso y valor a nuestra existencia.

En la actualidad, muchas personas buscan el sentido de la vida en el éxito, la fama o el dinero. Sin embargo, aunque el ser humano desee esas cosas, al obtenerlas suele descubrir con el tiempo que no traen una felicidad duradera. Tal vez darle sentido a nuestra existencia no se trate solo de conseguir lo que necesitamos, sino de vivir experiencias que nos transformen y nos conecten con los demás.

Para tener una vida satisfactoria y feliz, el ser humano necesita descubrir aquello que le dé sentido a su existencia: algo que lo motive a seguir adelante. Ya sea una meta por alcanzar, vivir nuevas experiencias o simplemente el deseo de mejorar cada día, son elementos que nos ayudan a salir de la monotonía y a vivir una vida más plena.

En mi caso, siento que el sentido de la vida está en disfrutar de lo que hacemos: hablar con nuestros amigos, compartir con la familia o crear proyectos. Son esos momentos los que nos permiten encontrar un propósito y entender que la vida no se trata solo de existir, sino de dejar una huella, por pequeña que sea.

Es complicado saber si todos pueden encontrar su propio propósito, ya que cada persona piensa y siente de manera diferente. Sin embargo, lo importante es seguir buscando, sin rendirse, porque tal vez el sentido de la vida no esté en hallar una sola respuesta, sino en atreverse a vivirla plenamente.